Esta actividad en la cultura Inca se utilizaba frecuentemente como trabajos comunitarios para fines sociales.
Nos sorprendió la buena respuesta de la gente y lo especial de esos días donde los grupos siempre varían pero la constante es la alegría, la cooperación y la buena energía
En varias ocasiones, en medio de la jornada de trabajo, paro un minuto y me
convierto en un observador ajeno a lo que está sucediendo, veo personas de a
grupos o parejas que con las manos embarradas y haciendo su trabajo conversan, se
conocen y se abren a sus compañeros. También veo personas solas, diseñando con sus manos y pensando en quien sabe qué asunto de su vida. Es en estos momentos que siento el poder de unión, de entendimiento y conexión que tiene el barro.
Hoy en día ya van más de 80 personas que han ayudado a co-crear este espacio
que recibirá a muchas personas más en el correr de los próximos años. Los
empujones de estos fines de semana son enormes y el Salón ya casi está pronto para empezar a usarlo.
GRACIAS a todos por la colaboración y sigamos trabajando por un bien en común!
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